martes, 9 de marzo de 2010

........."VIDA, HISTORIA Y PROGRESO DE LA QUIMICA"........



La ojeada a la historia de la Química que se presenta intenta demostrar que la Química, como cualquier otra ciencia, no es aséptica, no es una muralla teórica atemporal, es una construcción histórica, un drama de ideas que se teje teniendo un fondo social que, en cierta medida, la configura.

En esta primera parte se recorre brevemente desde las principales transformaciones originarias que sufre el planeta hasta el nacimiento, reorientación y muerte de la Alquimia pasando por los colosales progresos del mundo antiguo y las aportaciones de la filosofía griega y la cultura greco – romana.



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La tierra hace 4 600 millones de años necesariamente tuvo que ser un gigantesco reactor químico.

Los primeros océanos albergaron bacterias y algas que durante millones de años aportaron dioxígeno a los mares y a la atmósfera primitiva posibilitando la aparición y desarrollo, unos 570 millones de años atrás, de formas marinas de vida que obtuvieran energía mediante la respiración.

Más de 170 millones de años debieron pasar aún para que se formara una capa de ozono estratosférica que absorbiera la radiación ultravioleta dura de los rayos solares. Gracias a esta capa protectora y al establecimiento en el planeta de condiciones climáticas favorables aparecieron en tierra firme las primera arañas y ácaros y luego, unas decenas de años más tarde los anfibios invadirían la tierra.

Recientemente para la escala de los tiempos geológicos, hace un par de millones de años se inaugura la era del género homo que en su evolución da lugar, unos miles de años atrás, a la especie humana (homo sapiens sapiens).

Durante estos dos millones de años, los antecesores directos del hombre moderno, en un proceso repleto de obstáculos, debieron transformar como primer material la piedra, de manera que le sirviera como herramientas y utensilios.

La selección de la piedra para estos fines tuvo que basarse en la comparación de las propiedades de los materiales disponibles: madera, hueso, pieles. Pero no sólo la piedra debió ser trabajada, si bien la naturaleza pétrea del utillaje lítico permite que llegue a nuestros días, en yacimientos fechados entre 2 y 1,5 millones de años se han encontrado también huesos de animales con marcas grabadas, y varias investigaciones sugieren que muchos de las herramientas de piedra fueron precisamente empleadas para trabajar materiales orgánicos como la madera.

Paralelamente con la práctica impulsada por la necesidad de transformar ventajosamente las formas de los materiales, estos antepasados del hombre debieron reparar en las numerosas transformaciones que alteran la naturaleza de los materiales en su entorno: los volcanes producen lava y gases que afectan lo vivo y transforman el panorama natural, los rayos desatan incendios forestales, la carne cazada y los cadáveres se descomponen, los jugos de frutas se agrian o eventualmente se convierten en bebidas extrañamente estimulantes.

Con la conquista del fuego, su conservación y posterior producción, asistimos tal vez a la primera transformación química resultante de la actividad humana. La producción del fuego implicaba siempre la transformación de un material vegetal seco en cenizas y la liberación de humos.

Existen las evidencias de que el fuego fue empleado por el hombre de Pekín (un Homo Erectus) hace 1,5 millones de años.

El fuego representó fuente de calor y luz, y medio de protección frente a los depredadores. Su utilización posterior para cocer los alimentos les produjo importantes transformaciones anatómicas – fisiológicas que aumentaran la capacidad del cerebro y contribuyeran al desarrollo de los órganos del lenguaje.

Así, a través de una práctica condicionada por la amalgama de casualidad y necesidad, el hombre primitivo aprendió que al calentar con ayuda del fuego ciertos materiales estos se transformaban en otros que exhibían nuevas y atractivas propiedades.

Mucho tiempo después, hace unos 40 000 años, en tiempo que se clasifica como el paleolítico superior, el fuego se utiliza para calentar la piedra a fin de facilitar su trabajo, y para alterar el color de los pigmentos naturales que eran luego utilizados para pintar las paredes de las cuevas.

Se inicia así un matrimonio de las transformaciones químicas con el arte que llega hasta nuestros días. Pero las obras del arte rupestre demuestran dos cosas más:

  • La búsqueda de los ocres minerales, el óxido de hierro (III) y los óxidos del manganeso constituyó la primera actividad minera.
  • La penetración en lo profundo de las cavernas y el trabajo en su interior exigen de una iluminación artificial. Unos cuantos candiles de piedra encontrados, en cuyo interior ardieron grasas animales así lo atestiguan.

Con seguridad, el uso y mantenimiento del fuego significó un catalizador importante en el fin del nomadismo y en el desarrollo de los primeros asentamientos humanos estables. No es extraño que la adoración del fuego sea un denominador común de mitologías aparecidas en diferentes culturas y distantes escenarios geográficos.

La combustión, esa bendita reacción que a la vez mantiene vivo el infierno, fue pues fuente de progreso y de conocimiento para el hombre desde los primeros tiempos.

En la próxima sección veremos como el fuego propició el dominio de extraordinarios avances.

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La capa de ozono estratosférica funciona como un filtro natural de las radiaciones solares dañinas y casi 400 millones de años después de su formación la actividad irracional del hombre en el planeta ha puesto su existencia en peligro.

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La era de la piedra abarca la mayor parte de la existencia humana. Y aún hoy de numerosas rocas el hombre fabrica importantes materiales

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El hombre al conquistar el fuego gobernó la primera transformación química y toda su vida posterior resultó transformada.

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La alteración de los colores de los ocres minerales fue condición necesaria para el desarrollo del arte parietal del hombre de las cavernas.





La química es una ciencia que trata de la composición, estructura y propiedades de las substancias, así como de las transformaciones que sobrellevan. La piedra fundamental de la química moderna es la tabla periódica de los elementos. Establecida en primer lugar por el químico ruso Dimitri Ivanovich Mendeleiev, los elementos en la tabla periódica están colocados según sus estructuras atómicas. El hidrógeno ocupa el primer lugar en la tabla porque es el más simple de todos los elementos, ya que consiste solamente de un protón y un electrón que gira a su alrededor en el núcleo.

Los protones, en el núcleo del átomo, son partículas subatómicas que poseen una carga eléctrica positiva. El helio, con dos protones, ocupa el segundo lugar en la tabla periódica. El carbono tiene seis protones y el oxígeno ocho. Todos los elementos difieren en el número de protones que contienen.





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